Rabietas: ¿Qué puedo y qué no puedo esperar de mi hijo?
Publicado en 1 mayo, 2016 | por leelima
EDAD: 0+Para muchos padres y madres no es fácil llevar días y días de rabietas sin perder los nervios, por lo que os traigo un post que va a aclarar que podemos y sobre todo que NO podemos esperar de un niño/a.
Contamos con una experta y amiga de esta web desde sus inicios, la psicóloga Lucía Pastrana y también profe de nuestro Curso Online Rabietas: cómo entenderlas y cómo afrontarlas, espero que esta información os sea útil!
Rabietas: ¿Qué puedo y qué no puedo esperar de mi hijo?
Por Lucía Pastrana
Tener expectativas realistas sobre lo que podemos o no esperar de nuestros hijos es imprescindible para poder poner en marcha las estrategias adecuadas en momentos difíciles como lo son las rabietas.
Muchos adultos tiene determinadas ideas erróneas sobre la infancia que interfieren en su capacidad para manejar las situaciones que se crean por la propia inmadurez de los niños. Veamos alguna de ellas:
- Los niños son caprichosos: Su centro de atención varia constantemente y no siempre saben con exactitud qué es lo que quieren o necesitan. Por este motivo, nos parecen caprichosos.
- Los niños son egoístas: Los niños de 2 a 6 años tienen una visión egocéntrica de la realidad, ya que la perciben desde su punto de vista. Que observemos esto en un niño pequeño no implica que sea un rasgo de personalidad que mantendrá en la edad adulta. Poco a poco podrán ponerse en el lugar del otro.
- Los niños saben cómo manipular a los adultos: La capacidad de manipular implica habilidades cognitivas que difícilmente un niño pequeño posee. Una de ellas es la posibilidad de darse cuenta que los demás tienen estados mentales diferentes a los suyos. Esta habilidad comienza a desarrollarse en torno a los 2 años pero no se asemejará a la capacidad de un adulto hasta los 9 años.
- Los niños desafían a los adultos: Los pequeños no toleran la frustración, su mente siempre está en modo juego y no saben distinguir los casos particulares de los generales. Cuando te miran mientras hacen algo que no pueden evitar hacer, es su manera de comprobar tu reacción más que de desafiarte.
- Intentan llamar la atención: Los niños necesitan ser atendidos. Dependen de nosotros para sobrevivir y para sentirse valiosos. Esperar que no quieran nuestra atención es creer que son adultos y no nos necesitan.
- Los niños son crueles: Los niños son sinceros, impulsivos y no saben ponerse en el lugar del otro para medir las consecuencias de sus palabras. Su desarrollo moral evoluciona al mismo tiempo que su desarrollo cognitivo. La manera más efectiva de enseñarles a respetar a los demás será con nuestro ejemplo.
Como conclusión diremos que un niño no tiene herramientas para expresarse, no toleran la frustración, son egocéntricos, necesitan ser atendidos, están desarrollando la teoría de la mente y su sentido de la moralidad.
Es decir, son personas en construcción, inmaduras y con herramientas rudimentarias. Son… niños.
Nuestra tarea es ayudarles a desarrollarse y esto requiere tiempo y paciencia.
Son como plantitas, que por más que te empeñes en regar, no crecen más deprisa.
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